Un hijo

Tuve un deseo inoportuno, inexplicable.

Te he dicho adiós y veo nuestros caminos alejarse.

En mi egoísmo se me ha ocurrido querer un hijo tuyo.

Para tener algo de ti que me pertenezca.

Creado con nuestro amor, que no se desvanezca.

Nunca había entendido la vida como una creación de amor, hasta hoy.

No me importaría que no nos quisieras.

Porque te quiero sin una condición. Te quiero sin que me quieras.

Entiendo mi locura.

Me propongo tener un hijo hasta volver a sentir este deseo pero con alguien que lo tenga también para mi.

Hurra por los hijos que nacen de amor.

De idioteces

De nuevo, enamorándome a lo pendejo.

Tal vez estoy sedienta de romance, no le encuentro otra razón. Justificando cada decisión, volviendo más grande el hoyo que yo sola cavé para mi. Me lo avisaron, me lo aconsejaron y aún así, ciega y sorda le di mi corazón a alguien. Fue la aventura más improbable, fugaz y a la vez no. Creí que podía alargarlo, que podía seguirlo. Llevándome de lado todo. El orgullo de mis padres, el amor de mi prometido, los sueños que tanto trabajo me han costado. ¿En qué mierda estaba pensando? Hasta él lo entendió mejor que yo. Me humillé a mi misma, en el nombre del amor.

Y lo volvería a hacer.

Porque me sentía muy viva, porque me voy a acordar toda la vida. De sus manos, de su olor. De cómo podía dormirme así en sus fuertes brazos. De lo orgullosa que me sentía al andar de su mano. De los atardeceres tan inmensos. De que a él era el que le daba por besarme frente a todos.

Es injusto que me lleve la culpa entera, que no se haga responsable de su parte en mi dolor. El me enamoró sabiendo que no me quería para más. Pero el hecho de que ahorita esté tratando de juntar todos los pedacitos de mi corazón si es mi culpa. Sé que me quiere todavía y debería estar agradecida por eso. De qué tal vez el destino me dice a gritos que mi camino junto a mi prometido si es el correcto. Que estaremos bien, que él te seguirá como tú a él.

Estoy empezando a quitarme los miedos, a dejar atrás estas boberías de enamoradiza empedernida. A tratar de que nuestra flama azul no se apague. Vamos a cuidarnos. Voy a ser mejor, como me prometí el año pasado. Tuve mucha suerte, ya no puedo arruinarlo.